MANUEL. Eso es lo que pretendo...; demarcar los campos, aclarar la situacion, despejar incognitas.
GONZaLEZ. Pero usted sabe el peligro de despejar incognitas. Ademas, se expone usted a queda.r.s.e solo.
MANUEL. Me basto.[22.1]
HERNaNDEZ. Mire usted que[22.2] se llegara al limite de las concesiones...
MANUEL. A ese limite he llegado yo hace mucho tiempo.
HERNaNDEZ. Que puede encontra.r.s.e una formula todavia..., una formula aceptable.
MANUEL. La que yo he propuesto.
GONZaLEZ. esa no es posible.
MANUEL. No hay otra.
HERNaNDEZ. Concedanos usted un plazo... Entre todos hallaremos una formula.
MANUEL. No.
GONZaLEZ. Un dia...
MANUEL. No.
GONZaLEZ. Una hora...; hablaremos con el jefe, con el jefe de las oposiciones... Volveremos con su contestacion... Pero ceda usted en algo...
MANUEL. Nunca. He llegado al limite de las concesiones.
HERNaNDEZ. Nos promete usted no hacer saber[23.1] a nadie su resolucion hasta despues de hablar nuevamente con nosotros?
MANUEL. Nada conseguiran ustedes. Y sera inutil que vuelvan ustedes si no se acepta por entero mi ultima proposicion de arreglo.
GONZaLEZ. Por entero?... Un paso mas, querido amigo...
MANUEL. Yo no se andar mas que avanzando. Un paso mas seria una concesion menos.
HERNaNDEZ. Avance usted hacia la avenencia... Los demas avanzaran en el mismo sentido, y aqui no ha pasado nada... Entretanto..., una hora de espera..., una hora..., usted reflexione; entretanto..., nosotros trabajaremos...
MANUEL. Creo que no conseguiran ustedes nada... De mi han conseguido ustedes cuanto podia concederles: atencion, grat.i.tud por sus buenos deseos.
GONZaLEZ. Usted sabe que somos de los leales...
HERNaNDEZ. De los que le seguiremos a usted siempre que usted nos acompane. Hasta ahora.
GONZaLEZ. Querido amigo... (_Salen._)
MANUEL. No estoy para nadie..., bajo ningun pretexto vuelvan a recibir a nadie... He salido en el automovil... Estoy en el campo... No se sabe donde estoy... A nadie, sea quien sea...
ESCENA III
MANUEL y EMILIA
EMILIA. Me concede audiencia el senor ministro?[24.1]
MANUEL. Entra, entra...
EMILIA. No has leido todavia los periodicos?
MANUEL. Por que?
EMILIA. Porque todos los dias te ponen de mal humor... Si hicieras lo que yo!... Yo no los leo nunca...
MANUEL. Debias presidir el Ministerio.
EMILIA. Si acaso,[24.2] las noticias de sociedad, los teatros... y los anuncios.
MANUEL. Si; ahora pueden leerse los anuncios...
EMILIA. Para saber lo que pasa me basta con mirarte a la cara... Hoy es un buen dia...
MANUEL. Si, no ocurre nada...
EMILIA. Cuanto me alegro!... Por supuesto, nunca ocurre nada... Cuando ha estado todo como ahora?... Eso es lo que molesta... Hasta los cambios han bajado...
MANUEL. Ya sabes mas que yo... Y dices que no lees los periodicos...
EMILIA. No; lo se por mi modisto... Me ha enviado un encargo de Paris, y al pagarle... Le he pagado yo... Que dices?... No diras que pido creditos extraordinarios[24.3]... Yo, yo..., si, senor; de los presupuestos ordinarios...
MANUEL. Asi me gusta.
EMILIA. Oh, soy una gran ministra de Hacienda!... No tendras queja de mi... Sostener mis gastos de representacion sin acudir al capitulo de imprevistos!... Y tu no sabes lo que eso cuesta... Me llaman elegante y distinguida en todos los periodicos..., los ministeriales y los de oposicion.
MANUEL. Los cronistas de salones son siempre ministeriales. El gobierno de las mujeres es muy tiranico y no consiente la menor oposicion.
EMILIA. O muy liberal y no las motiva... Que poco galante!
MANUEL. Y sepamos, que maravilla es esa que ha llegado de Paris?
EMILIA. Oh! Ya veras... Es un poema..., un sueno... Un vestido ideal!
Una obra de arte... Los hombres no saben apreciar esas delicadezas... Si acaso, el conjunto...; pero los detalles...
MANUEL. Es que uno de los detalles suele ser la factura.
EMILIA. La factura? Un vestido asi siempre es barato..., y a mi me hacen precios excepcionales. Este traje no seria para otra menos de los tres mil, y a mi me han puesto dos mil novecientos cuarenta y cinco..., todo comprendido...: Aduanas, envio...
MANUEL. Si, es una ganga.