CRISPiN. Medite algun tiempo en galeras, donde esta conciencia de mi entendimiento me acuso mas de torpe[84.1] que de picaro. Con mas picardia y menos torpeza, en vez de remar en ellas pude haber llegado a mandarlas. Por eso jure no volver en mi vida. Piensa de que no sere capaz ahora que por tu causa me veo a punto de quebrantar mi juramento.
LEANDRO. Que dices?
CRISPiN. Que nuestra situacion es ya insostenible, que hemos apurado nuestro credito, y las gentes ya empiezan a pedir algo efectivo. El Hostelero, que nos albergo con toda esplendidez por muchos dias, esperando que recibieras tus libranzas. El senor Pantalon, que fiado en el credito del Hostelero, nos proporciono cuanto fue preciso para instalarnos con suntuosidad en esta casa... Mercaderes de todo genero, que no dudaron en proveernos de todo, deslumbrados por tanta grandeza.
Dona Sirena misma, que tan buenos oficios nos ha prestado en tus amores... Todos han esperado lo razonable, y seria injusto pretender mas de ellos, ni queja.r.s.e de tan amable gente... Con letras de oro quedara grabado en mi corazon el nombre de esta insigne ciudad, que desde ahora declaro por mi madre adoptiva! A mas de esto..., olvidas que de otras partes habran salido y andaran en busca nuestra? Piensas que las hazanas de Mantua y de Florencia son para olvidarlas?[85.1] Recuerdas el famoso proceso de Bolonia?[85.2]... Tres mil doscientos folios sumaba cuando nos ausentamos alarmados de verle crecer tan sin tino!
Que no habra aumentado bajo la pluma de aquel gran doctor jurista que la habia tomado por su cuenta? Que de considerandos y de resultandos[85.3] de que no resultara cosa buena! Y aun dudas? Y aun me reprendes porque di la batalla que puede decidir en un dia de nuestra suerte?
LEANDRO. Huyamos!
CRISPiN. No! Basta de huir a la desesperada! Hoy ha de fija.r.s.e nuestra fortuna... Te di el amor, dame tu la vida.
LEANDRO. Pero como salvarnos? Que puedo yo hacer? Dime.
CRISPiN. Nada ya. Basta con aceptar lo que los demas han de ofrecernos... Piensa que hemos creado muchos intereses y es interes de todos el salvarnos.
ESCENA V
DICHOS y DOnA SIRENA, que sale por la segunda derecha, o sea el pasillo.
SIRENA. Dais licencia, senor Leandro?
LEANDRO. Dona Sirena! Vos en mi casa?
SIRENA. Ya veis a lo que me expongo. A tantas lenguas maldicientes. Yo en casa de un caballero, joven, apuesto!...
CRISPiN. Mi senor sabria hacer callar a los maldicientes si alguno se atreviera a poner sospecha en vuestra fama.
SIRENA. Tu senor? No me fio. Los hombres son tan jactanciosos! Pero en nada reparo por serviros. Que me decis, senor, que anoche quisieron daros muerte? No se habla de otra cosa... Y Silvia! Pobre nina!
Cuanto os ama! Quisiera saber que hicisteis para enamorarla de ese modo!
CRISPiN. Mi senor sabe que todo lo debe a vuestra amistad.
SIRENA. No dire yo que no me deba mucho..., que siempre hable de el como yo no debia, sin conocerle lo bastante... A mucho me atrevi por amor vuestro. Si ahora faltarais a vuestras promesas...
CRISPiN. Dudais de mi senor? No teneis cedula firmada de su mano?...
SIRENA. Buena mano y buen nombre! Pensais que todos no nos conocemos?
Yo se confiar y se que el senor Leandro c.u.mplira como debe. Pero si vierais que hoy es un dia aciago para mi, y por lograr hoy una mitad de lo que se me ha ofrecido perderia gustosa la otra mitad...
CRISPiN. Hoy decis?
SIRENA. Dia de tribulaciones! Para que nada falte, veinte anos hace hoy tambien que perdi a mi segundo marido, que fue el primero, el unico amor de mi vida.
CRISPiN. Dicho sea en elogio del primero.
SIRENA. El primero me fue impuesto por mi padre. Yo no le amaba, y a pesar de ello supe serle fiel.
CRISPiN. Que no sabreis vos, dona Sirena?
SIRENA. Pero dejemos los recuerdos, que todo lo entristecen. Hablemos de esperanzas. Sabeis que Silvia quiso venir conmigo?
LEANDRO. Aqui, a esta casa?
SIRENA. Que os parece? Que diria el senor Polichinela? Con toda la ciudad soliviantada contra el, fuerza le seria casaros!
LEANDRO. No, no; impedidla que venga.
CRISPiN. Chits! Comprendereis que mi senor no dice lo que siente.
SIRENA. Lo comprendo... Que no daria el por ver a Silvia a su lado, para no separa.r.s.e nunca de ella?
CRISPiN. Que daria? No lo sabeis!
SIRENA. Por eso lo pregunto.
CRISPiN. Ah, dona Sirena!... Si mi senor es hoy esposo de Silvia, hoy mismo c.u.mplira lo que os prometio.
SIRENA. Y si no lo fuera?
CRISPiN. Entonces... lo habreis perdido todo. Ved lo que os conviene.
LEANDRO. Calla, Crispin! Basta! No puedo consentir que mi amor se trate como mercancia. Salid, dona Sirena; decid a Silvia que vuelva a casa de su padre, que no venga aqui en modo alguno, que me olvide para siempre, que yo he de huir donde no vuelva a saber de mi nombre... Mi nombre! Tengo yo nombre acaso?
CRISPiN. No callaras?
SIRENA. Que le dio? Que locura es esta! Volved en vos! Renunciar de ese modo a tan gran ventura!... Y no se trata solo de vos. Pensad que hay quien todo lo fio en vuestra suerte, y no puede burla.r.s.e asi de una dama de calidad que a tanto se expuso por serviros. Vos no hareis tal locura; vos os casareis con Silvia, o habra quien sepa pediros cuenta de vuestros enganos, que no estoy tan sola en el mundo como pudiste creer, senor Leandro.
CRISPiN. Dona Sirena dice muy bien. Pero creed que mi senor solo habla asi ofendido por vuestra desconfianza.
SIRENA. No es desconfianza en el... Es, todo he de decirlo..., es que el senor Polichinela no es hombre para deja.r.s.e burlar..., y ante el clamor que habeis levantado contra el con vuestra estratagema de anoche...
CRISPiN. Estratagema decis?
SIRENA. Bah! Todos nos conocemos. Sabed que uno de los espadachines es pariente mio, y los otros me son tambien muy allegados... Pues bien: el senor Polichinela no se ha descuidado, y ya se murmura por la ciudad que ha dado aviso a la Justicia de quien sois y como puede perderos; dicese tambien que hoy llego de Bolonia un proceso...
CRISPiN. Y un endiablado doctor con el! Tres mil novecientos folios...
SIRENA. Todo esto se dice, se asegura. Ved si importa no perder tiempo.
CRISPiN. Y quien lo malgasta y lo pierde sino vos? Volved a vuestra casa... Decid a Silvia...
SIRENA. Silvia esta aqui. Vino junto con Colombina, como otra doncella de mi acompanamiento. En vuestra antecamara espera. Le dije que estabais muy malherido...
LEANDRO. Oh, Silvia mia!
SIRENA. Solo penso en que podiais morir...; nada penso en lo que arriesgaba con venir a veros. Soy vuestra amiga?